El cielo de cada época del año está presidido por unas constelaciones y estrellas características que son visibles durante la mayor parte de la noche. Durante el verano boreal, tres estrellas brillantes de diferentes constelaciones dominan el cielo nocturno: son Vega, Deneb y Altair, que forman los vértices del llamado «triángulo del verano». Vamos a hablar sobre ellas.
Altair
Empecemos por el vértice sur, Altair, la estrella principal de la constelación del Águila. Es una estrella de tipo espectral A7 y brilla con magnitud 0.77, situada a 16.7 años luz del Sistema Solar. Es bastante más joven que el Sol (tiene menos de 100 millones de años), once veces más luminosa y de un tamaño de 1.8 veces el de nuestra estrella. Lo que hace de Altair un astro bastante peculiar es su elevada velocidad de rotación, completando una vuelta sobre su eje en algo más de 8 horas (el Sol tarda 25 días). Como consecuencia de ello las velocidades en las capas ecuatoriales deben rondar los 310 kilómetros por segundo y presenta un achatamiento acusado, de modo que el eje ecuatorial debe ser un 20% mayor que el polar. Es una estrella variable tipo Delta Scuti.

Vega
Al igual que Altair, Vega (la estrella principal de la Lira) está relativamente cerca a 25 años luz de nuestro sistema. Es de tipo espectral A0 y se nos muestra con un brillo aparente de cero magnitudes, aunque realmente es unas 40 veces más brillante y tiene el doble de masa que el Sol. Su edad está entre los 450 y los 500 millones de años y también presenta una rápida rotación (una vuelta cada 16 horas) y el consecuente achatamiento por los polos. Estudios recientes han descubierto un disco de polvo muy extenso y uniforme a su alrededor. Dos curiosidades: Vega fue la estrella polar en el año 12000 a.C. y volverá a serlo en el 13700 d.C. debido al movimiento de precesión del eje terrestre; fue también la primera estrella en ser fotografiada en 1850 y de la que se obtuvo el primer espectro en 1872.
Deneb
Deneb es la estrella principal del Cisne, situada en la cola de la figura imaginaria o en el punto superior de la Cruz del Norte, como también se denomina a esta agrupación de estrellas que se extiende a lo largo de la Vía Láctea. Con una magnitud aparente de 1.25 ocupa el puesto número 19 entre las estrellas más brillantes; pero esta característica no se debe a una relativa cercanía (como ocurre en el caso de Vega o Altair) sino a que estamos ante una supergigante blanca (de tipo espectral A2) de tamaño y brillo excepcional. De hecho a partir de datos del satélite Hipparcos se ha establecido su distancia en unos 1500 años luz (aunque aún existe controversia para esta cifra, pues algunos cálculos arrojan un valor del doble). Esto implica que es 55000 veces más brillante, 16 veces más masiva y 100 veces más grande que el Sol. Es una de las estrellas con más potencia luminosa de las que vemos a simple vista: si la situáramos a una distancia de 10 parsecs (unos 32 años luz) brillaría en nuestro cielo con una magnitud cercana a -8 (unas 15 veces más brillante que Venus). Al brillo que tendría una estrella a 10 parsecs de nosotros se le denomina magnitud absoluta. El Sol a esa distancia brillaría con una magnitud cercana a 5, pasando desapercibido como una débil estrella entre otras miles. Es una estrella variable que da nombre a un tipo: las variables Alpha Cygni.
