La contaminación lumínica

En la época que nos ha tocado vivir, regida por el ritmo frenético y chirriante del capitalismo neoliberal, que pretende mercantilizar hasta los aspectos más íntimos de nuestra vida, no hay lugar para la quietud de la noche oscura. El último rincón de las ciudades, pueblos e incluso su entorno natural se han de llenar con un derroche absurdo de luz. Esta luz altera las condiciones naturales de lugares a los que no debería llegar, y por tanto es un contaminante.

La pérdida del cielo estrellado… y más

Es uno de los efectos más evidentes de la contaminación lumínica, pues el exceso de luz dirigido hacia el cielo está engullendo las estrellas incluso en lugares alejados de las ciudades. Quedan así contadas zonas en las que se puede observar un buen cielo nocturno, o al menos uno medianamente aceptable. Esta luz altera la oscuridad natural de la noche, y en consecuencia el comportamiento de aves, reptiles, anfibios, insectos, etc., afectando al funcionamiento de los ecosistemas. Es una contaminación silenciosa, de consecuencias difícilmente perceptibles y previsibles. Y además nos priva del disfrute directo, estudio y conocimiento del Universo. 

Efectos ecológicos y sobre la salud

Cada vez más estudios están demostrando la incidencia de la luz blanca (la que emiten la mayoría de lámparas LED del alumbrado exterior) sobre la vida. Actúa de dos modos: alterando el comportamiento y como disruptora hormonal. Una exposición de tan sólo 15 minutos (por ejemplo mientras paseamos a las once de la noche) es suficiente para alterar nuestros niveles de melatonina, la hormona responsable de que podamos conciliar el sueño. También existen evidencias de que tras el alarmante descenso de las poblaciones de insectos puede estar la contaminación lumínica. Son sólo dos ejemplos de los impactos de la luz artificial, pero la lista es larga: sobre el medio marino, las aves y sus migraciones, la alteración de los ciclos reproductivos, los ciclos de las plantas, la expansión de enfermedades, etc.

Minimizar la contaminación lumínica es sencillo

Sólo hace falta la voluntad política (y la demanda ciudadana) para hacerlo. Hasta ahora la mayor parte de normativas sobre contaminación lumínica han resultado inútiles, porque parten de falsos dilemas frente a la actividad económica y a la seguridad. Pero ni la una ni la otra tienen relación con el nivel de iluminación. Ésta debe ser la estrictamente necesaria para el desarrollo de la actividad humana, lo más uniforme y cálida posible, y cuando no hay actividad debe bajarse al mínimo, o incluso apagarse. Los posibles problemas de seguridad se pueden solucionar con la actual tecnología de sensores y cámaras sin la necesidad de tener focos encendidos toda la noche. Se trata de iluminar donde sea necesario, cuando sea necesario y con la intensidad estrictamente necesaria.

Una nueva amenaza

Desde hace unos años, dos o tres grandes empresas tecnológicas, ante la ausencia de una regulación internacional, se han postulado como las propietarias de facto del espacio orbital. El resultado: decenas de miles de satélites de comunicación en órbita baja, y subiendo su número sin parar. Esta maraña de satélites (de dudoso beneficio para la Humanidad) interfiere en la observación del Universo desde tierra, tanto en luz visible como en la radioastronomía. El problema va mucho más allá de que a los astrofotógrafos nos salga una red de trazas en nuestras imágenes. Ya hay estudios que alertan de sus posibles impactos sobre la capa de ozono, debido a la continua reentrada de satélites en la atmósfera. También se pueden producir alteraciones en el equilibrio radiativo de la Tierra. Aún faltan más estudios, pero es muy preocupante.

Acción ciudadana

Existen diversas formas de contribuir al estudio de la contaminación lumínica de forma sencilla, a veces con una simple aplicación en el móvil y un poco de paciencia. Las observaciones de la ciudadanía tienen una gran importancia para las investigaciones científicas sobre este tema, para el que existen muy pocos recursos económicos en la actualidad. Conoce cómo puedes colaborar.